Oración Para Todos Los Días
Benignísimo Dios de infinita caridad que tanto amasteis a los hombres, que les distéis en vuestro Hijo la mejor prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro Hijo humanado, suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente.
Amén
(Se reza tres veces el Gloria al Padre)
Consideración Día Séptimo
Representémonos el viaje de María y José hacia Belén, llevando consigo aún no nacido al Creador del Universo, hecho hombre; contemplemos la humildad y la obediencia de ese Divino Niño, que aunque de raza judía y habiendo amado durante siglos a su pueblo con una predilección inexplicable, obedece así a un príncipe extranjero que forma el censo de población de su provincia como si hubiese para El en esa circunstancia algo que le halagase y quisiese aprovechar la ocasión de hacerse empadronar oficial y auténticamente como súbdito, en el momento en que venía al mundo. ¿No es extraño que la humillación, que causa tan invencible repugnancia a la criatura, parezca ser la única cosa creada que tenga atractivos para el Creador? ¿No nos enseñará la humildad de Jesús a amar esa hermosa verdad? ¡Ah! Que llegue el momento en que aparezca el deseado de las naciones porque todo clama por ese feliz acontecimiento. El mundo sumido en la oscuridad y en el malestar, buscando y no encontrando alivio de sus males, suspira por su libertador. El anhelo de Jesús y la expectativa de María son casos que no puede explicar el lenguaje humano. El Padre Eterno se halla, si nos es lícito emplear esta expresión, adorablemente impaciente por dar su Hijo único al mundo, y verle ocupar su puesto entre las criaturas visibles. El Espíritu Santo arde en deseos de presentar a la luz del día esa santa Humanidad tan bella que El mismo ha formado con tan especial y divino esmero.
En cuanto al Divino Niño, objeto de tantos anhelos, recordemos que hacia nosotros avanza lo mismo que hacia Belén. Apresuremos con nuestros deseos el momento de su llegada; purifiquemos nuestros corazones para que sean su mansión terrenal. Que nuestros actos de mortificación y desprendimiento preparen los caminos del Señor y hagan rectos sus senderos.
(Todo lo demás como el día primero)
Oración a La Santísima Virgen
(Para Todos Los Días)
Soberana María que por vuestras grandes virtudes, y especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os acogiese para Madre suya: os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hicieren esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado Hijo.
¡Oh dulcísima Madre! Comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le agradasteis Vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad.
(Nueve veces Avemaría)
Oración a San José
(Para Todos Los Días)
Oh Santísimo José, esposo de María y padre putativo de Jesús. Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan altos ministerios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza; os ruego por el amor que tuvisteis al Divino Niño me abraséis en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente mientras en su divina Esencia le veo y le gozo en el cielo.
Amén
(Padre Nuestro, Avemaría y Gloria)
Aspiraciones Para La Venida del Niño Jesús
Dulce Jesús mío
mi Niño adorado,
ven a nuestras almas,
ven no tardes tanto.
Oh Sapiencia suma
del Dios soberano
que a infantil alcance
te rebajas sacro!
¡Oh, Divino Niño,
ven para enseñarnos
la prudencia que hace
verdaderos sabios.
Ven a nuestras almas, etc.
Oh! Adonaí potente,
que a Moisés hablando
de Israel al pueblo
distéis los mandatos!
Ah, ven prontamente
para rescatarnos
y que un Niño débil
muestre fuerte brazo!
Ven a nuestras almas, etc.
Oh, raíz sagrada
de Jesé, que en lo alto
presentas al orbe
tu fragante nardo!
Dulcísimo Niño
que has sido llamado
lirio de los valles,
bella flor del campo.
Ven a nuestras almas, etc.
Llave de David
que abre al desterrado
las cerradas puertas
del regio palacio.
Sácanos, oh Niño,
con tu blanca mano
de la cárcel triste
que labró el pecado!
Ven a nuestras almas, etc.
Oh, lumbre de Oriente,
sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas
tu esplendor veamos
Niño tan precioso
dicha del cristiano,
luzca la sonrisa
de tus dulces labios.
Ven a nuestras almas, etc.
Espejo sin mancha,
Santo de los santos,
sin igual imagen
del Dios soberano.
Borra nuestras culpas
salva al desterrado
y en forma de Niño
dá al mísero amparo.
Ven a nuestras almas, etc.
Rey de las naciones
Enmanuel preclaro
de Israel anhelo,
Pastor del rebaño!
Niño que apacientas
con suave cayado
ya la oveja arisca
ya el cordero manso.
Ven a nuestras almas, etc.
Abránse los cielos
y llueva de lo alto
bienhechor rocío
como riego santo.
ven, hermoso Niño,
ven Dios humanado!
Luce hermosa estrella,
brota flor del campo!
Ven a nuestras almas, etc.
Ven que ya María
previene sus brazos
de su Niño vean
en tiempo cercano.
Ven, que ya José
con anhelo sacro,
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario.
Ven a nuestras almas, etc.
Del débil auxilio;
del doliente amparo,
consuelo del triste
luz del desterrado!
Vida de mi vida,
mi dueño adorado,
mi constante amigo,
mi divino hermano.
Ven a nuestras almas, etc.
Veánte mis ojos
de Ti enamorados,
bese ya tus plantas,
bese ya tus manos.
Prosternado en tierra,
te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases
te dice mi llanto.
Ven a nuestras almas, etc.
Ven Salvador nuestro,
por quien suspiramos.
Ven a nuestras almas;
ven, no tardes tanto.
Oración al Niño Jesús
(Para Todos Los Días)
Acordáos, oh dulcísimo Niño Jesús, que dijistéis a la Venerada Margarita del Santísimo Sacramento y en persona suya a todos vuestros devotos estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te sera negado. Llenos de confianza en vos, oh Jesús, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayudadnos a llevar una vida santa para conseguir una eternidad bienaventurada. Concedednos por los méritos infinitos de vuestra encarnación y de vuestra infancia la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a Vos, oh Niño omnipotente! seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica.
Amén.
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