Oración Para Todos Los Días 

Benignísimo Dios de infinita caridad que tanto amasteis a los hombres, que les distéis en vuestro Hijo la mejor prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro Hijo humanado, suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente.
Amén

 (Se reza tres veces el Gloria al Padre)

 

  

Consideración Día Quinto


Ya hemos visto la vida que llevaba el Niño Jesús en el seno de su purísima Madre. Veamos hoy también la vida que llevaba María durante el mismo espacio de tiempo. Necesidad hay de que nos detengamos en ella si queremos comprender, en cuanto es posible nuestra limitada capacidad, los sublimes misterios de la Encarnación y el modo como hemos de corresponder a ellos.
María no cesaba de suspirar por el momento en que gozaría de esa visión beatífica terrestre: la faz de Dios encarnado. estaba a punto de ver aquella faz humana que había de iluminar el cielo durante toda la eternidad. Iba a leer el amor filial en aquellos mismos ojos cuyos rayos debían esparcir para siempre la felicidad en millones de elegidos. Iba a ver aquel rostro todos los días, a todas horas, a cada instante durante muchos años. Iba a ver en la ignorancia aparente desde la infancia en los encantos particulares de la juventud, en la serenidad reflexiva de la edad madura. Había todo lo que quisiese de aquella faz divina; podría estrecharla contra la suya con toda la libertad del amor materno; cubriría de besos los labios que debían pronunciar la sentencia a todos los hombres: lo contemplaba a su gusto durante su sueño o despierto hasta que lo hubiese aprendido de memoria. Cuán ardiente deseaba ese día!
Tal era la vida de expectativa de María; era inaudita en sí misma, más no por eso dejaba de ser el tipo magnífico de toda vida cristiana. No nos contentemos con mirar a Jesús habitando en María, sino que pensemos que en nosotros también habita por esencia, potencia y presencia. Si Jesús nace continuamente en nosotros por las buenas obras que nos hace capaces de cumplir, y por nuestra cooperación con la gracia, la manera del alma del que se halla en gracia, es un seno perpetuo de María, un Belén interior sin fin. Después de la comunión, Jesús habita en nosotros durante algunos instantes y sustancialmente como Dios y como hombre, porque el mismo Niño que estaba en María está también en el Santísimo Sacramento. Qué es todo eso sino una participación de la vida de María durante esos maravillosos meses, y una expectativa tan llena de delicias con la suya.

 (Todo lo demás como el día primero)




Oración a La Santísima Virgen 
(Para Todos Los Días)

Soberana María que por vuestras grandes virtudes, y especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os acogiese para Madre suya: os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hicieren esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado Hijo.
¡Oh dulcísima Madre! Comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le agradasteis Vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad.

(Nueve veces Avemaría)   
 




Oración a San José

 (Para Todos Los Días)

Oh Santísimo José, esposo de María y padre putativo de Jesús. Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan altos ministerios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza; os ruego por el amor que tuvisteis al Divino Niño me abraséis en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente mientras en su divina Esencia le veo y le gozo en el cielo. 
Amén

(Padre Nuestro, Avemaría y Gloria)


     

 
Aspiraciones Para La Venida del Niño Jesús

 

 
Dulce Jesús mío
mi Niño adorado,
ven a nuestras almas,
ven no tardes tanto.

 
Oh Sapiencia suma
del Dios soberano
que a infantil alcance
te rebajas sacro!
¡Oh, Divino Niño,
ven para enseñarnos
la prudencia que hace
verdaderos sabios.

Ven a nuestras almas, etc.

 


Oh! Adonaí potente,
que a Moisés hablando
de Israel al pueblo
distéis los mandatos!
Ah, ven prontamente 
para rescatarnos
y que un Niño débil
muestre fuerte brazo!

 
Ven a nuestras almas, etc.

 
Oh, raíz sagrada
de Jesé, que en lo alto
presentas al orbe
tu fragante nardo!
Dulcísimo Niño 
que has sido llamado 
lirio de los valles, 
bella flor del campo.

 
Ven a nuestras almas, etc.
Llave de David 
que abre al desterrado 
las cerradas puertas 
del regio palacio. 
Sácanos, oh Niño,
con tu blanca mano 
de la cárcel triste
que labró el pecado!

 
Ven a nuestras almas, etc.

 
Oh, lumbre de Oriente,
sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas 
tu esplendor veamos 
Niño tan precioso 
dicha del cristiano, 
luzca la sonrisa  
de tus dulces labios.

 
Ven a nuestras almas, etc.

  
Espejo sin mancha, 
Santo de los santos, 
sin igual imagen
del Dios soberano. 
Borra nuestras culpas 
salva al desterrado 
y en forma de Niño 
dá al mísero amparo.

 
Ven a nuestras almas, etc.

 
Rey de las naciones 
Enmanuel preclaro 
de Israel anhelo, 
Pastor del rebaño! 
Niño que apacientas 
con suave cayado 
ya la oveja arisca 
ya el cordero manso.

 
Ven a nuestras almas, etc.


 
Abránse los cielos 
y llueva de lo alto 
bienhechor rocío 
como riego santo. 
ven, hermoso Niño, 
ven Dios humanado! 
Luce hermosa estrella, 
brota flor del campo!

 
Ven a nuestras almas, etc.

 
Ven que ya María
previene sus brazos 
de su Niño vean 
en tiempo cercano. 
Ven, que ya José 
con anhelo sacro, 
se dispone a hacerse 
de tu amor sagrario.

 
Ven a nuestras almas, etc.

 
Del débil auxilio; 
del doliente amparo, 
consuelo del triste 
luz del desterrado! 
Vida de mi vida, 
mi dueño adorado, 
mi constante amigo, 
mi divino hermano.

 
Ven a nuestras almas, etc.

 
Veánte mis ojos 
de Ti enamorados, 
bese ya tus plantas, 
bese ya tus manos. 
Prosternado en tierra, 
te tiendo los brazos, 
y aún más que mis frases 
te dice mi llanto.

 
Ven a nuestras almas, etc.


 
Ven Salvador nuestro, 
por quien suspiramos.

 
Ven a nuestras almas; 
ven, no tardes tanto. 

 


 
Oración al Niño Jesús 
 (Para Todos Los Días)

Acordáos, oh dulcísimo Niño Jesús, que dijistéis a la Venerada Margarita del Santísimo Sacramento y en persona suya a todos vuestros devotos estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te sera negado. Llenos de confianza en vos, oh Jesús, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayudadnos a llevar una vida santa para conseguir una eternidad bienaventurada. Concedednos por los méritos infinitos de vuestra encarnación y de vuestra infancia la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a Vos, oh Niño omnipotente! seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica.
 Amén.  


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