Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de Mi misericordia.


Jesús piadosísimo, que eres la Compasión Misma, Te traigo a las almas tibias a la morada de Tu piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y Te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de Tu amor puro. Oh Jesús tan compasivo, ejercita la omnipotencia de Tu misericordia y atráelas al mismo ardor de Tu amor y concédeles el amor santo, porque Tú lo puedes todo.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas tibias que, sin embargo, están acogidas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de la misericordia, Te suplico por la amarga Pasión de Tu Hijo y por Su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de Tu misericordia. Amén.







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