1 Tesalonicenses 3, 12 - 13 . 4, 1 - 2.
El Adviento nos prepara para celebrar la primera venida de Jesús, pero también nos invita a elevar la mirada hacia su Segunda Venida. Y así debe ser, porque es preciso recordar que Cristo vendrá de nuevo y que, si celebramos debidamente la primera vez que estuvo entre nosotros, su Segunda Venida será una ocasión gloriosa también.
Sea que lo aceptemos o no, la venida del Señor en gloria nos obliga a examinar la vida que llevamos, y si pensamos seriamente en esto durante los días venideros, podremos evitar que el Adviento y la Navidad no sean más que meros ejercicios de sentimentalismo. Es de esperar que sepamos dejar que la Palabra de Dios, contenida en la Escritura, nos interpele y nos transforme. Durante el tiempo de Adviento nos reuniremos con muchas personas cuyas palabras y estilos de vida deben hacernos meditar en nosotros mismos y en nuestra forma de vivir.
Por ejemplo, en este Primer Domingo de Adviento, las palabras que escuchamos nos ayudan a poner en la debida perspectiva el pasaje de San Lucas. El profeta Jeremías dijo que, en los tiempos del Mesías, Judá estaría a salvo y Jerusalén viviría segura y la llamarían "El Señor es nuestra victoria" (Jeremías 33, 16) porque Dios estaría presente allí. De modo que para estar listos y dispuestos a encontrarnos con el Señor, podemos hacer nuestra la plegaria del salmista, de que el Señor, que es nuestra justicia, nos guíe en su verdad y nos enseñe a ser justos y rectos (Salmo 25, 4 - 5 . 8 - 9). Más aún, podemos orar con San Pablo pidiendo que el Señor nos fortalezca y nos haga rebosar de amor por el prójimo, irreprensibles y santos ante Dios (1 Tesalonicenses 3, 12 - 13).
Quiera el Señor que todos preparemos bien el camino para recibir con amor y alegría a nuestro Salvador, que va a nacer nuevamente en el pesebre de nuestro corazón.
"Jesús, Señor mío, transforma mi corazón para que yo sea capaz de vivir conforme a tu amor y tu justicia. Quiero estar preparado para recibirte en la Navidad y también en tu Segunda Venida". Amén.
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