Jesús enseñó públicamente por más de tres años y fue por la última vez a Jerusalén antes de la fiesta de Pascua, para cuya solemnidad acudían a la misma ciudad los Judíos de todas partes.
Esta vez Jesús entró en Jerusalén montado en un borrico, rodeado por una inmensa multitud de gente.
El pueblo arrojaba ramas de olivo y tendía sus vestidos por el camino en que debía de pasar; las turbas clamaban, diciendo: Hosanna al hijo de David; bendito sea el que viene en nombre del Señor.
El pueblo arrojaba ramas de olivo y tendía sus vestidos por el camino en que debía de pasar; las turbas clamaban, diciendo: Hosanna al hijo de David; bendito sea el que viene en nombre del Señor.
Mezclados en aquella multitud iban también fariseos, que eran encarnizados enemigos del Salvador; irritados por las fiestas y honores que le hacían, se acercaron a Jesús y le dijeron: Maestro, impón silencio a estas voces.
Mas Jesús les respondió: Yo os digo, que si éstos callaran, gritarían las piedras. Y siguió su camino entre las aclamaciones y los aplausos de la multitud. Entonces los fariseos, viendo que el pueblo los dejaba para irse con Jesús, resolvieron hacerle morir.
Determinaron pues apoderarse de él de noche y secretamente, temiendo se alborotara el pueblo para defenderle; se valieron, al efecto, de uno de los doce apóstoles, que fue Judas Iscariote, quien les prometió ponerlo en sus manos por treinta monedas de plata.
RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
"El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
Salmo 23
"El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
Salmo 23
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