DIA OCTAVO:
Oración Para Todos Los Días
Benignísimo Dios de infinita caridad que tanto amasteis a los hombres, que les distéis en vuestro Hijo la mejor prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro Hijo humanado, suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente.
Amén
(Se reza tres veces el Gloria al Padre)
Consideración Día Octavo
Llegan a Belén José y María, buscando hospedaje en los mesones, pero no lo encuentran, ya por hallarse todo ocupado, ya porque se les desecha a causa de su pobreza. Empero nadie puede turbar la paz interior de los que están fijos en Dios. Si José experimentaba tristeza cuando era rechazado de casa en casa, porque pensaba en María y en el Niño, sonreíase también con santa tranquilidad cuando fijaba la mirada en su casta esposa. el Niño, aún no nacido, regocijábase en aquellas negativas, que eran el preludio de sus humillaciones venideras. Cada voz, áspera, el ruido de cada puerta que se cerraba ante ellos era una dulce melodía para sus oídos. Eso era lo que había contribuido a hacerle tomar forma humana.
¡Oh Divino Niño de Belén! Estos días que tantos han pasado en fiestas o diversiones o descansado muellemente en cómodas y ricas mansiones, han sido para vuestros padres unos días de fatiga y vegaciones de toda clase. Ah! el Espíritu de Belén es el de un mundo que ha olvidado a Dios. Cuántas veces no ha sido también el nuestro! ¿No cerramos continuamente con ruda ignorancia la puerta a los llamamientos de Dios, que nos solicita a convertirnos o a santificarnos o a conformarnos con su voluntad? ¿No hacemos mal uso de nuestras penas, desconociendo su carácter celestial aunque cada una, a su modo lo lleva grabado en si? Dios viene a nosotros muchas veces en la vida, pero no conocemos su faz, no le conocemos sino cuando nos vuelve la espalda y se aleja, después de nuestra negativa.
Pónese el sol del 24 de diciembre detrás de los tejados de Belén y sus últimos rayos doran la cima de las rocas escarpadas que lo rodean.
Hombres groseros codean rudamente al Señor en las calles de aquella aldea oriental, y cierran las puertas al ver a su Madre. La bóveda de los cielos aparece purpurina por encima de aquellas colinas frecuentadas por los pastores. Las estrellas van apareciendo una tras otra. Algunas horas más, y aparecerá el Verbo Eterno.
(Todo lo demás como el día primero)
Oración a La Santísima Virgen
(Para Todos Los Días)
Soberana María que por vuestras grandes virtudes, y especialmente por vuestra humildad, merecistéis que todo un Dios os acogiese para Madre suya: os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hicieren esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado Hijo.
¡Oh dulcísima Madre! Comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le agradastéis Vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad.
(Nueve veces Avemaría)
Oración a San José
(Para Todos Los Días)
Oh Santísimo José, esposo de María y padre putativo de Jesús. Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan altos ministerios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza; os ruego por el amor que tuvistéis al Divino Niño me abraséis en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente mientras en su divina Esencia le veo y le gozo en el cielo.
Amén
(Padre Nuestro, Avemaría y Gloria)
Aspiraciones Para La Venida del Niño Jesús
Dulce Jesús mío
mi Niño adorado,
ven a nuestras almas,
ven no tardes tanto.
Oh Sapiencia suma
del Dios soberano
que a infantil alcance
te rebajas sacro!
¡Oh, Divino Niño,
ven para enseñarnos
la prudencia que hace
verdaderos sabios.
Ven a nuestras almas, etc.
Oh! Adonaí potente,
que a Moisés hablando
de Israel al pueblo
distéis los mandatos!
Ah, ven prontamente
para rescatarnos
y que un Niño débil
muestre fuerte brazo!
Ven a nuestras almas, etc.
Oh, raíz sagrada
de Jesé, que en lo alto
presentas al orbe
tu fragante nardo!
Dulcísimo Niño
que has sido llamado
lirio de los valles,
bella flor del campo.
Ven a nuestras almas, etc.
Llave de David
que abre al desterrado
las cerradas puertas
del regio palacio.
Sácanos, oh Niño,
con tu blanca mano
de la cárcel triste
que labró el pecado!
Ven a nuestras almas, etc.
Oh, lumbre de Oriente,
sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas
tu esplendor veamos
Niño tan precioso
dicha del cristiano,
luzca la sonrisa
de tus dulces labios.
Ven a nuestras almas, etc.
Espejo sin mancha,
Santo de los santos,
sin igual imagen
del Dios soberano.
Borra nuestras culpas
salva al desterrado
y en forma de Niño
dá al mísero amparo.
Ven a nuestras almas, etc.
Rey de las naciones
Enmanuel preclaro
de Israel anhelo,
Pastor del rebaño!
Niño que apacientas
con suave cayado
ya la oveja arisca
ya el cordero manso.
Ven a nuestras almas, etc.
Abránse los cielos
y llueva de lo alto
bienhechor rocío
como riego santo.
ven, hermoso Niño,
ven Dios humanado!
Luce hermosa estrella,
brota flor del campo!
Ven a nuestras almas, etc.
Ven que ya María
previene sus brazos
de su Niño vean
en tiempo cercano.
Ven, que ya José
con anhelo sacro,
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario.
Ven a nuestras almas, etc.
Del débil auxilio;
del doliente amparo,
consuelo del triste
luz del desterrado!
Vida de mi vida,
mi dueño adorado,
mi constante amigo,
mi divino hermano.
Ven a nuestras almas, etc.
Veánte mis ojos
de Ti enamorados,
bese ya tus plantas,
bese ya tus manos.
Prosternado en tierra,
te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases
te dice mi llanto.
Ven a nuestras almas, etc.
Ven Salvador nuestro,
por quien suspiramos.
Ven a nuestras almas;
ven, no tardes tanto.
Oración al Niño Jesús
(Para Todos Los Días)
Acordáos, oh dulcísimo Niño Jesús, que dijistéis a la Venerada Margarita del Santísimo Sacramento y en persona suya a todos vuestros devotos estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te sera negado. Llenos de confianza en vos, oh Jesús, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayudadnos a llevar una vida santa para conseguir una eternidad bienaventurada. Concedednos por los méritos infinitos de vuestra encarnación y de vuestra infancia la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a Vos, oh Niño omnipotente! seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica.
Amén.
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