Sufrimiento y Esperanza del Justo
Al maestro del coro.
Según la "cierva de la aurora". Salmo de David.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
A pesar de mis gritos, no acudes a salvarme;
Dios mío, de día te llamo y tú no me respondes,
de noche, y tú no me haces caso;
pero tú eres el santo,
te sientas en tu trono, oh gloria de Israel.
En ti esperaron nuestros padres,
esperaron en ti y tú los liberaste,
a ti clamaron y quedaron libres,
esperaron en ti y no fueron defraudados.
Mas yo soy un gusano, que no un hombre,
vergüenza de los hombres, escarnio de la plebe;
todos los que me ven hacen burla de mí,
retuercen la boca, menean la cabeza:
"Confió en el Señor, pues que él lo libre;
que lo salve, si de verdad lo quiere".
Tú me sacaste del vientre de mi madre,
me pusiste seguro en su regazo;
desde antes de nacer a ti me confiaron,
desde el vientre de mi madre eres mi Dios.
No te quedes lejos,
que el peligro está encima y nadie me socorre.
Toros innumerables me acorralan,
me acosan los toros de Basán;
ávidos abren contra mí sus fauces,
cual leones que rugen y desgarran.
Siento que me disuelvo como el agua,
todos mis huesos se dislocan,
mi corazón se ha vuelto como cera,
se me deshace dentro de mi pecho;
mi garganta está seca lo mismo que cascajo,
mi lengua se me pega al paladar;
me has hundido en el polvo de la muerte.
Me rodea un montón de perros,
una banda de criminales me acomete,
taladran mis manos y mis pies,
puedo contar todos mis huesos.
No me pierden de vista, me vigilan;
se reparten mi ropa
y se sortean mi túnica.
Mas tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo en mi auxilio,
libra mi vida de la espada,
no dejes que me desgarren esos perros;
sálvame de las fauces del león,
mi pobre vida de los cuernos del búfalo.
Anunciaré tu nombre a mis hermanos,
en plena asamblea te alabaré.
Que lo alaben los fieles del Señor,
que lo glorifique la raza de Jacob,
que lo adore la raza de Israel;
porque no rechazó
ni despreció al pobre en su miseria,
ni se escondió de él;
escuchó su grito de socorro.
Yo alabaré su lealtad en la asamblea,
cumpliré mis promesas delante de sus fieles.
Los pobres comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
"¡Viva su corazón eternamente!"
El mundo entero recordará al Señor
y al Señor volverá;
lo adorarán, postrados ante él,
todas las familias de los pueblos.
Pues sólo del Señor es el imperio,
él es el Señor de las naciones.
Los nobles de la tierra le rendirán honores,
ante él se inclinarán los moribundos
y dejarán de ser.
Mi descendencia servirá al Señor
y hablará de él a la generación futura,
contará su justicia al pueblo venidero:
"Todo fue obra del Señor".
Salmo 42
Nostalgia de Dios y de su templo
Al maestro del coro. Maskil de los hijos de Coré.
Como la cierva busca corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío;
mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente:
¿cuándo podré ir a ver el rostro del Señor?
Mis lágrimas son mi pan de día y de noche,
y a lo largo del día me repiten:
"¿Dónde está tu Dios?"
Quiero recordar aquello y desahogar mi alma;
cuando entraba en la casa de Dios
como en cortejo noble,
al son de gritos de alegría y dando gracias
entre la multitud en fiesta.
¿Por qué te afliges, alma mía, por qué te quejas?
Espera en Dios, que aún he de alabarlo,
salud de mi rostro, Dios mío.
Mi alma en mi interior se aflige,
por eso te recuerdo desde la región del Jordán,
desde el Hermón y el monte de Misar.
Un abismo llama a otro abismo
al fragor de tus cascadas;
todas tus olas y tus crestas pasaron sobre mí.
Señor, ejerce de día tu misericordia,
y de noche te cantaré un cantar,
una oración al Dios de mi vida.
Quiero decir a Dios, mi roca:
"¿Por qué me has olvidado?
¿Por qué he de andar triste,
bajo la opresión de mi enemigo?"
Mis huesos se quebrantan,
mis opresores me insultan,
y me repiten a lo largo del día:
"¿Dónde está tu Dios?"
¿Por qué te afliges, alma mía, por qué te quejas?
Espera en Dios, que aún he de alabarlo,
salud de mi rostro, Dios mío.
San Juan 14, 15 - 31
Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo pediré al Padre que os mande otro defensor que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad, que el mundo no puede recibir porque no lo ve ni lo conoce. Vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y está en vosotros.
No os dejaré abandonados; volveré a estar con vosotros. Dentro de poco el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis, porque yo vivo y vosotros también viviréis. Aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, vosotros en mí y yo en vosotros. El que conoce mis mandamientos y los guarda, ése me ama; y al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él".
Judas, no el Iscariote, sino el otro, le preguntó: "Señor, ¿cómo es que te has de manifestar a nosotros y no al mundo?" Jesús le contestó: "El que me ama guardará mi doctrina, mi Padre lo amará y mi Padre y yo vendremos a él y viviremos en él. El que no me ama no guarda mi doctrina; y la doctrina que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado.
Os he dicho estas cosas estando con vosotros; pero el defensor, el Espíritu Santo, el que el Padre enviará en mi nombre, él os lo enseñará todo y os recordará todo lo que os he dicho.
La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, os la doy yo. No estéis angustiados ni tengáis miedo. Ya sabéis lo que os he dicho: Me voy, pero volveré a estar con vosotros. Si me amáis, os alegraréis de que me vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes que suceda, para que cuando suceda creáis. No hablaré ya muchas cosas con vosotros, porque el príncipe de este mundo está para llegar. No tiene poder sobre mí; pero debe ser así para que el mundo conozca que yo amo al Padre y que hago lo que el Padre me ha ordenado. Levantaos, vámonos de aquí.
RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
"El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
Salmo 23
"El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
Salmo 23
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