La lectio divina no es una lectura de la palabra ligada estrictamente a la investigación exegética, sino que es una lectura que conduce a la oración, a la contemplación. Es un método que procura establecer una relación personal con la misma Sagrada Escritura.
La lectio divina más que lectura sería, entonces, escucha de la palabra de Dios. Para poder escuchar hay que crear un clima de silencio y soledad que nos permita percibir el "susurro" de lo que hemos leído.
Método para hacer del texto una oración
LECTIO (Este primer peldaño de la lectio divina consiste en la búsqueda literal del texto)
Entro en oración.
ENCUENTRO LA PAZ
- Con un momento de silencio.
- Respiro lentamente.
- Pienso que encontraré al Señor.
ME PONGO EN LA PRESENCIA DE DIOS
- Hago la señal de la cruz.
- Durante el tiempo de un Padrenuestro miro cómo Dios me mira.
- Imagino el lugar donde se desarrolla la escena que se ha de considerar.
- Pido al Señor lo que quiero.
LEO el texto lentamente, cada uno de sus puntos, pues sé que detrás de cada palabra está el Señor que me habla, usando:
- La memoria para recordar.
- La inteligencia para comprender y aplicar a mi vida.
- La voluntad para desear, pedir, agradecer, amar, adorar...
MEDITATIO (segundo peldaño)
Es ponerse en la actitud de María: conservar en su corazón y meditar todo dentro de sí.
Es importante sentir y saborear interiormente.
La meditación tiene tres peldaños:
- La lección (es escoger de todo lo leído la palabra clave)
- La meditación. También se conoce como el "rumiar" la palabra. Es preparar el terreno para que la palabra caiga y empiece a germinar.
- Confrontación. Es discernir, aclarar entre todas las palabras escogidas aquellas que ilumina la totalidad personal.
ORATIO (tercer peldaño)
La luz que se desprende de esa meditación de la Palabra pone a la persona en experiencia de oración, la cual asume formas diferentes según la necesidad que cada uno encuentra dentro de sí.
Termino con un Padrenuestro
SALGO lentamente de la oración.
CONTEMPLATIO (cuarto peldaño)
Consiste en fundir de la manera más perfecta lo divino y lo humano. Es comenzar a ver que todo aquello que cae bajo nuestros sentidos es manifestación de Dios. Es percibir la presencia infinita de Dios que subyace en cada realidad del cosmos y de la historía.
RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
"El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
Salmo 23
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