Oracion Para Todos Los Dias
Benignísimo
Dios de infinita caridad que tanto amásteis a los hombres, que les
distéis en vuestro Hijo la mejor prenda de vuestro amor, para que hecho
hombre en las entrañas de una Virgen, naciese en un pesebre para nuestra
salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales os doy infinitas
gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él os ofrezco la
pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro Hijo humanado,
suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades con que
nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que
dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido,
con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús recién nacido tenga en
ellos su cuna y more eternamente.
Amén
(Se reza tres veces el Gloria al Padre)
Consideración Día Cuarto
Desde
el seno de su Madre comenzó el Niño Jesús a poner en práctica su entera
sumisión a Dios,la cual continuó sin la menor interrupción durante toda
su vida. Adoraba a su Eterno Padre, le amaba, se sometía a su voluntad;
aceptaba con resignación el estado en que se hallaba, conociendo toda
su debilidad, toda su humillación, todas sus incomodidades. ¿Quién de
nosotros quisiera retroceder a un estado semejante sin pleno goce de la
razón y de la reflexión? ¿Quién pudiera sostener a sabiendas un martirio
tan prolongado, tan penoso de todas
maneras? Por ahí entró el Divino Niño en su dolorosa y humillante
carrera; así empezó a anonadarse delante de su Padre; a enseñarnos lo
que Dios merece por parte de su criatura y a expiar nuestro orgullo,
origen de todos nuestros pecados y hacernos sentir toda la criminalidad y
el desorden de este orgullo.
Si
deseamos hacer una verdadera oración, empecemos por formarnos de ella
una exacta idea, contemplando el Niño en el seno de su Madre. El Divino
Niño ora del modo más excelente; no habla, no medita, no se deshace en
tiernos afectos. Su mismo estado lo acepta con la intención de honrar a
Dios en su oración y en ese estado expresa altamente todo lo que su Dios
merece, y de qué modo quiere ser amado por nosotros.
Unámonos
a las oraciones del Niño Dios en el seno de María; unámonos a su
profundo abatimiento y sea éste el primer afecto de nuestro sacrificio a
Dios, no para ser algo, como lo pretende continuamente nuestra vanidad,
sino para ser nada, para estar eternamente consumidos y anonadados;
para renunciar a la estimación de nosotros mismos, a todo cuidado de
nuestra grandeza, aunque sea espiritual, a todo movimiento de vana
gloria. Desaparezcamos a nuestros ojos, y que sea Dios todo para
nosotros.
Oracion a La Santisima Virgen
(Para Todos Los Días)
Soberana
María que por vuestras grandes virtudes, y especialmente por vuestra
humildad, merecistéis que todo un Dios os acogiese para Madre suya: os
suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los
que en este tiempo hicieren esta novena, para el nacimiento espiritual
de vuestro adorado Hijo.
¡Oh
dulcísima Madre! Comunicadme algo del profundo recogimiento y divina
ternura con que le agradastéis Vos, para que nos hagáis menos indignos
de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad.
(Nueve veces Avemaría)
Oración a San José
Oración a San José
(Para Todos Los Días)
Oh
Santísimo José, esposo de María y padre putativo de Jesús. Infinitas
gracias doy a Dios porque os escogió para tan altos ministerios y os
adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza; os
ruego por el amor que tuvistéis al Divino Niño me abraséis en fervorosos
deseos de verle y recibirle sacramentalmente mientras en su divina
Esencia le veo y le gozo en el cielo.
Amén
(Padre Nuestro, Avemaría y Gloria)
Aspiraciones Para La Venida del Niño Jesús
Dulce Jesús mío
mi Niño adorado,
ven a nuestras almas,
ven no tardes tanto.
Oh Sapiencia suma
del Dios soberano
que a infantil alcance
te rebajas sacro!
¡Oh, Divino Niño,
ven para enseñarnos
la prudencia que hace
verdaderos sabios.
Ven a nuestras almas, etc.
Oh! Adonaí potente,
que a Moisés hablando
de Israel al pueblo
distéis los mandatos!
Ah, ven prontamente
para rescatarnos
y que un Niño débil
muestre fuerte brazo!
Ven a nuestras almas, etc.
Oh, raíz sagrada
de Jesé, que en lo alto
presentas al orbe
tu fragante nardo!
Dulcísimo Niño
que has sido llamado
lirio de los valles,
bella flor del campo.
Ven a nuestras almas, etc.
Llave de David
que abre al desterrado
las cerradas puertas
del regio palacio.
Sácanos, oh Niño,
con tu blanca mano
de la cárcel triste
que labró el pecado!
Ven a nuestras almas, etc.
Oh, lumbre de Oriente,
sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas
tu esplendor veamos
Niño tan precioso
dicha del cristiano,
luzca la sonrisa
de tus dulces labios.
Ven a nuestras almas, etc.
Espejo sin mancha,
Santo de los santos,
sin igual imagen
del Dios soberano.
Borra nuestras culpas
salva al desterrado
y en forma de Niño
dá al mísero amparo.
Ven a nuestras almas, etc.
Rey de las naciones
Enmanuel preclaro
de Israel anhelo,
Pastor del rebaño!
Niño que apacientas
con suave cayado
ya la oveja arisca
ya el cordero manso.
Ven a nuestras almas, etc.
Abránse los cielos
y llueva de lo alto
bienhechor rocío
como riego santo.
ven, hermoso Niño,
ven Dios humanado!
Luce hermosa estrella,
brota flor del campo!
Ven a nuestras almas, etc.
Ven que ya María
previene sus brazos
de su Niño vean
en tiempo cercano.
Ven, que ya José
con anhelo sacro,
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario.
Ven a nuestras almas, etc.
Del débil auxilio;
del doliente amparo,
consuelo del triste
luz del desterrado!
Vida de mi vida,
mi dueño adorado,
mi constante amigo,
mi divino hermano.
Ven a nuestras almas, etc.
Veánte mis ojos
de Ti enamorados,
bese ya tus plantas,
bese ya tus manos.
Prosternado en tierra,
te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases
te dice mi llanto.
Ven a nuestras almas, etc.
Ven Salvador nuestro,
por quien suspiramos.
Ven a nuestras almas;
ven, no tardes tanto.
Oración al Niño Jesús
(Para Todos Los Días)
Acordáos,
oh dulcísimo Niño Jesús, que dijistéis a la Venerada Margarita del
Santísimo Sacramento y en persona suya a todos vuestros devotos estas
palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y
doliente: Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi
infancia y nada te sera negado. Llenos de confianza en vos, oh Jesús,
que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria.
Ayudadnos a llevar una vida santa para conseguir una eternidad
bienaventurada. Concedednos por los méritos infinitos de vuestra
encarnación y de vuestra infancia la gracia de la cual necesitamos
tanto. Nos entregamos a Vos, oh Niño omnipotente! seguros de que no
quedará frustrada nuestra esperanza y que en virtud de vuestra divina
promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica.
Amén.
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