Oracion Para Todos Los Dias
Benignísimo
Dios de infinita caridad que tanto amásteis a los hombres, que les
distéis en vuestro Hijo la mejor prenda de vuestro amor, para que hecho
hombre en las entrañas de una Virgen, naciese en un pesebre para nuestra
salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales os doy infinitas
gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él os ofrezco la
pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro Hijo humanado,
suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades con que
nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que
dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido,
con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús recién nacido tenga en
ellos su cuna y more eternamente.
Amén
(Se reza tres veces el Gloria al Padre)
Consideración Día Noveno
La
noche ha cerrado del todo en las campiñas de Belén. Desechados por los
hombres y viéndose sin abrigo, María y José han salido de la
inhospitalaria población, y se han refugiado en una gruta que se
encontraba al pie de la colina. Seguía a la Reina de los Ángeles el
jumento que le había servido de cabalgadura durante el viaje y en
aquella cueva hallaron un manso buey, dejado ahí probablemente por
alguno de los caminantes que había ido a buscar hospedaje en la ciudad.
El Divino Niño, desconocido por sus criaturas va a tener que acudir a
los irracionales para que calienten con su tibio aliento la atmósfera
helada de esa noche de invierno, y le manifiesten con esto su humilde
actitud, el respeto y la adoración que le había negado Belén. La rojiza
linterna que José tenía en la mano ilumina tenuemente ese pobrísimo
recinto, ese pesebre lleno de paja que es figura profética de las
maravillas del altar y de la intima y prodigiosa unión eucarística que
Jesús ha de contraer con los hombres. María está en adoración en medio
de la gruta, y así van pasando silenciosamente las horas de esa noche
llena de misterios.
Pero
ha llegado la media noche y de repente vemos dentro de ese pesebre poco
antes vacío, al Divino Niño esperado, vaticinado, deseado durante
cuatro mil años con tan inefables anhelos. A sus pies se postra su
Santísima Madre en los transportes de una adoración de la cual nada
puede dar idea. José también se le acerca y le rinde el homenaje con que
inaugura su misterioso e imperturbable oficio de padre putativo del
Redentor de los hombres.
La
multitud de ángeles que descienden del cielo a contemplar esa maravilla
sin par, deja estallar su alegría y hace vibrar en los aires las
armonías de esa "Gloria in Excelsis", que es el eco de adoración que se
produce en torno del trono del Altísimo hecha perceptible por un
instante a los oídos de la pobre tierra. Convocados por ellos, vienen en
tropel los pastores de la comarca a adorar al "recién nacido" y a
presentarle sus humildes ofrendas.
Ya
brilla en Oriente la misteriosa estrella de Jacob; y ya se pone en
marcha hacia Belén la caravana espléndida de los Reyes Magos, que dentro
de pocos días vendrán a depositar a los pies del Divino Niño el oro, el
incienso y la mirra, que son símbolos de la caridad, da la oración y de
la mortificación.
Oh,
adorable Niño! Nosotros también, los que hemos hecho esta novena para
prepararnos al día de vuestra Navidad, queremos ofreceros nuestra pobre
adoración: no la rechacéis: venid a nuestras almas, venid a nuestros
corazones llenos de amor. Encended en ellos la devoción a vuestra Santa
Infancia, no intermitente y sólo circunscrita al tiempo de vuestra
Navidad sino siempre y en todos los tiempos; devoción que fiel y
celosamente propagada nos conduzca a la vida eterna, librándonos del
pecado y sembrando en nosotros todas las virtudes cristianas.
Oracion a La Santisima Virgen
(Para Todos Los Días)
Soberana
María que por vuestras grandes virtudes, y especialmente por vuestra
humildad, merecistéis que todo un Dios os acogiese para Madre suya: os
suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los
que en este tiempo hicieren esta novena, para el nacimiento espiritual
de vuestro adorado Hijo.
¡Oh
dulcísima Madre! Comunicadme algo del profundo recogimiento y divina
ternura con que le agradastéis Vos, para que nos hagáis menos indignos
de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad.
(Nueve veces Avemaría)
Oración a San José
(Para Todos Los Días)
Oh
Santísimo José, esposo de María y padre putativo de Jesús. Infinitas
gracias doy a Dios porque os escogió para tan altos ministerios y os
adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza; os
ruego por el amor que tuvistéis al Divino Niño me abraséis en fervorosos
deseos de verle y recibirle sacramentalmente mientras en su divina
Esencia le veo y le gozo en el cielo.
Amén
(Padre Nuestro, Avemaría y Gloria)
Aspiraciones Para La Venida del Niño Jesús
Dulce Jesús mío
mi Niño adorado,
ven a nuestras almas,
ven no tardes tanto.
Oh Sapiencia suma
del Dios soberano
que a infantil alcance
te rebajas sacro!
¡Oh, Divino Niño,
ven para enseñarnos
la prudencia que hace
verdaderos sabios.
Ven a nuestras almas, etc.
Oh! Adonaí potente,
que a Moisés hablando
de Israel al pueblo
distéis los mandatos!
Ah, ven prontamente
para rescatarnos
y que un Niño débil
muestre fuerte brazo!
Ven a nuestras almas, etc.
Oh, raíz sagrada
de Jesé, que en lo alto
presentas al orbe
tu fragante nardo!
Dulcísimo Niño
que has sido llamado
lirio de los valles,
bella flor del campo.
Ven a nuestras almas, etc.
Llave de David
que abre al desterrado
las cerradas puertas
del regio palacio.
Sácanos, oh Niño,
con tu blanca mano
de la cárcel triste
que labró el pecado!
Ven a nuestras almas, etc.
Oh, lumbre de Oriente,
sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas
tu esplendor veamos
Niño tan precioso
dicha del cristiano,
luzca la sonrisa
de tus dulces labios.
Ven a nuestras almas, etc.
Espejo sin mancha,
Santo de los santos,
sin igual imagen
del Dios soberano.
Borra nuestras culpas
salva al desterrado
y en forma de Niño
dá al mísero amparo.
Ven a nuestras almas, etc.
Rey de las naciones
Enmanuel preclaro
de Israel anhelo,
Pastor del rebaño!
Niño que apacientas
con suave cayado
ya la oveja arisca
ya el cordero manso.
Ven a nuestras almas, etc.
Abránse los cielos
y llueva de lo alto
bienhechor rocío
como riego santo.
ven, hermoso Niño,
ven Dios humanado!
Luce hermosa estrella,
brota flor del campo!
Ven a nuestras almas, etc.
Ven que ya María
previene sus brazos
de su Niño vean
en tiempo cercano.
Ven, que ya José
con anhelo sacro,
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario.
Ven a nuestras almas, etc.
Del débil auxilio;
del doliente amparo,
consuelo del triste
luz del desterrado!
Vida de mi vida,
mi dueño adorado,
mi constante amigo,
mi divino hermano.
Ven a nuestras almas, etc.
Veánte mis ojos
de Ti enamorados,
bese ya tus plantas,
bese ya tus manos.
Prosternado en tierra,
te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases
te dice mi llanto.
Ven a nuestras almas, etc.
Ven Salvador nuestro,
por quien suspiramos.
Ven a nuestras almas;
ven, no tardes tanto.
Oración al Niño Jesús
(Para Todos Los Días)
Acordáos,
oh dulcísimo Niño Jesús, que dijistéis a la Venerada Margarita del
Santísimo Sacramento y en persona suya a todos vuestros devotos estas
palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y
doliente: Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi
infancia y nada te sera negado. Llenos de confianza en vos, oh Jesús,
que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria.
Ayudadnos a llevar una vida santa para conseguir una eternidad
bienaventurada. Concedednos por los méritos infinitos de vuestra
encarnación y de vuestra infancia la gracia de la cual necesitamos
tanto. Nos entregamos a Vos, oh Niño omnipotente! seguros de que no
quedará frustrada nuestra esperanza y que en virtud de vuestra divina
promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica.
Amén.