"Lectura del santo evangelio según San Juan"
 "Gloria a Ti Señor"
 
 
  San Juan 13, 21 - 33 . 36 - 38
 
Al decir esto, se sintió profundamente conmovido y dijo: "Os aseguro que uno de vosotros me entregará". Los discípulos se miraban unos a otros, pues no sabían de quién hablaba.
Uno de los discípulos, el preferido de Jesús, estaba junto a Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que le preguntara. Entonces él, recostándose en el pecho de Jesús, le preguntó: "Señor, ¿quién es?" Y Jesús respondió: "Aquel a quien yo dé un trozo de pan mojado". Mojó el pan y se lo dio a Judas, el de Simón Iscariote. Y tras el bocado entró en él Satanás. Jesús le dijo: "Lo que vas a hacer, hazlo pronto". Pero ninguno de los comensales supo por qué le dijo esto. Algunos pensaban que, como Judas tenía la bolsa, Jesús le decía que comprase todo lo que se necesitaba para la fiesta, o que diese algo a los pobres. Judas tomó el bocado y salió en seguida. Era de noche.
Tan pronto como Judas salió, Jesús dijo: "Ahora ha sido glorificado el hijo del hombre y Dios en él. Si Dios ha sido glorificado en él, Dios lo glorificará a él y lo glorificará en seguida.
Hijos míos, voy a estar ya muy poco con vosotros. Me buscaréis, pero os digo lo mismo que dije a los judíos: Adonde yo voy no podéis ir vosotros.
Simón Pedro le preguntó: "Señor, ¿a dónde vas?" Jesús respondió: "Adonde yo voy, no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde".  Pedro dijo: "Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti". Jesús le contestó: "¿Que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que tú me niegues tres veces. 
 
 
 "Palabra del Señor"
 "Gloria a Ti, Señor Jesús" 










 






 
RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
"Lectura del santo evangelio según San Juan"
 "Gloria a Ti Señor"
 
 
  San Juan 12, 1 - 11

Jesús, seis días antes de la pascua, fue a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena. Marta servía, y Lázaro era uno de los comensales. María, por su parte, tomó una libra de perfume de nardo puro, de gran precio, y ungió los pies a Jesús, enjugándolos luego con sus cabellos, por lo que la casa se llenó del olor del perfume.
Entonces dijo Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo iba a entregar: "¿Por qué no se ha vendido este perfume a gran precio y se ha dado a los pobres?" Esto lo dijo no porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón; y como tenía la bolsa, robaba de lo que había en ella. Jesús dijo: "Déjala que lo haga para el día de mi sepultura. A los pobres siempre los tenéis con vosotros, pero a mí no me tendréis siempre".
Muchos judíos supieron que Jesús estaba allí y acudieron no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Por eso los sumos sacerdotes determinaron matar también a Lázaro, pues por él muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús. 
 
 
 "Palabra del Señor"
 "Gloria a Ti, Señor Jesús" 










 






 
RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Jesús enseñó públicamente por más de tres años y fue por la última vez a Jerusalén antes de la fiesta de Pascua, para cuya solemnidad acudían a la misma ciudad los Judíos de todas partes.

Esta vez Jesús entró en Jerusalén montado en un borrico, rodeado por una inmensa multitud de gente

El pueblo arrojaba ramas de olivo y tendía sus vestidos por el camino en que debía de pasar; las turbas clamaban, diciendo: Hosanna al hijo de David; bendito sea  el que viene en nombre del Señor.

Mezclados en aquella multitud iban también fariseos, que eran encarnizados enemigos del Salvador; irritados por las fiestas y honores que le hacían, se acercaron a Jesús y le dijeron: Maestro, impón silencio a estas voces.

Mas Jesús les respondió: Yo os digo, que si éstos callaran, gritarían las piedras. Y siguió su camino entre las aclamaciones y los aplausos de la multitud. Entonces los fariseos, viendo que el pueblo los dejaba para irse con Jesús, resolvieron hacerle morir.

Determinaron pues apoderarse de él de noche y secretamente, temiendo se alborotara el pueblo para defenderle; se valieron, al efecto, de uno de los doce apóstoles, que fue Judas Iscariote, quien les prometió ponerlo en sus manos por treinta monedas de plata.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
"Lectura del santo evangelio según San Marcos"
 "Gloria a Ti Señor"



  San Marcos 14, 1 - 72 ; 15, 1 - 47
 
Faltaban dos días para la fiesta de la pascua y los panes sin levadura. Los sumos sacerdotes y los maestros de la ley andaban buscando el modo de prenderlo con engaño y quitarlo de en medio. Pero decían: "Durante la fiesta no, para que el pueblo no se alborote".
Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, y puesto a la mesa, llegó una mujer llevando un frasco de alabastro con perfume de nardo auténtico, de mucho valor; rompió el alabastro y lo derramó sobre su cabeza. Algunos se indignaron y dijeron: "¿A qué viene este derroche de perfume? Se pudo vender a gran precio y dárselo a los pobres". Y la criticaban. Jesús dijo: "Dejadla; ¿por qué la molestáis? Ha hecho una obra buena conmigo; porque siempre tenéis pobres entre vosotros, y cuando queráis podéis hacerles bien; pero a mí no me tendréis siempre. ha hecho lo que ha podido; se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. Os aseguro que donde se predique el evangelio, en todo el mundo, se hablará también de lo que ésta ha hecho para recuerdo suyo".
Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los sumos sacerdotes para poner en sus manos a Jesús. Ellos, al oírlo, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él buscaba oportunidad para entregarlo.
El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando se sacrificaba el cordero pascual, sus discípulos le preguntaron: "¿Dónde quieres que vayamos a preparar la cena de la pascua?" Mandó entonces a dos de sus discípulos y les dijo: "Id a la ciudad, y os encontraréis con un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, donde entre, decid al dueño: El maestro dice: ¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer con mis discípulos la cena de la pascua? Él os mostrará una sala en el piso de arriba, grande, alfombrada y dispuesta. Preparadla allí". Los discípulos fueron, llegaron a la ciudad y encontraron todo como les había dicho; y prepararon la cena de la pascua.
Al atardecer, llegó él con los doce. Estando a la mesa y comiendo, Jesús dijo: "Os aseguro que uno de vosotros, que come conmigo, me entregará". Muy entristecidos, comenzaron a decirle uno tras otro: "¿Soy yo?" Él les dijo: "Es uno de los doce, el que moja conmigo en el mismo plato. El hijo del hombre se va, según está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el hijo del hombre es entregado! ¡Mejor le fuera no haber nacido!"
Durante la cena Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio, diciendo: "Tomad, esto es mi cuerpo". Después tomó un cáliz, dio gracias, se lo pasó a ellos y bebieron de él todos. Y les dijo: "Ésta es mi sangre, la sangre de la alianza, que será derramada por todos. Os aseguro que ya no beberé más de este fruto de la vid hasta el día en que beba un vino nuevo en el reino de Dios".
Después de haber cantado los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos. Jesús les dijo: "Todos tendréis en mí ocasión de caída, porque está escrito: Heriré al pastor y las ovejas se dispersarán. Pero después resucitaré e iré delante de vosotros a Galilea". Pedro le dijo: "Aunque fueras para todos ocasión de caída, para mí no". Jesús le dijo: "Te aseguro que esta misma noche, antes de que el gallo cante dos veces, me negarás tres". Pedro insistió: "¡Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré!". Y lo mismo dijeron todos los demás.
Llegaron al huerto llamado Getsemaní, y dijo a sus discípulos: "Quedaos aquí mientras voy a orar".
Tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentir terror y angustia; y les dijo: "Me muero de tristeza; quedaos aquí y velad conmigo". Avanzó unos pasos, cayó de bruces y pidió que, si era posible, pasara lejos de él aquella hora. Decía: "¡Abba, Padre!, todo te es posible; aparta de mí este cáliz, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú". Volvió, los encontró dormidos, y dijo a Pedro: "¡Simón!, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad, para que no caigáis en tentación. El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil". De nuevo se alejó, y oró repitiendo las mismas palabras. Volvió otra vez y los encontró dormidos, vencidos por el sueño; y no sabían qué responder. Volvió por tercera vez y les dijo: "¡Dormid ya y descansad! ¡Se terminó! ¡Ha llegado la hora! El hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! el que me entrega llega ya".
Aún estaba hablando, cuando llegó Judas, uno de los doce, y con él un gran tropel de gente con espadas y palos, enviados por los sumos sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos. El traidor les había dado esta señal: "Al que yo bese, ése es; prendedlo y conducidlo bien seguro". Llegó, se acercó y dijo: "¡Maestro!", y le besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los que estaban con Jesús sacó la espada, dio un golpe al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja.
Jesús les dijo: "¡Habéis venido a prenderme como a un ladrón con espadas y palos! ¡Todos los días estaba con vosotros enseñando en el templo y no me prendisteis! ¡Pero todo esto sucede para que se cumplan las escrituras!"
Todos lo abandonaron y huyeron. Un joven, cubierto sólo con una sábana, seguía a Jesús. Le echaron mano. Pero él soltando la sábana, se escapó desnudo.
Llevaron a Jesús ante el sumo sacerdote; y se reunieron todos los sumos sacerdotes, los ancianos y los maestros de la ley. Pedro le había seguido de lejos hasta el patio del palacio del sumo sacerdote, y se quedó con los criados calentándose al fuego. Los sumos sacerdotes y el tribunal supremo en pleno buscaban un testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte, y no lo encontraban. Muchos testificaban en falso contra él, pero no coincidían los testimonios. Algunos se levantaron para testificar en falso contra él, diciendo: "Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo hecho por mano de hombre, y en tres días edificaré otro que no estará hecho por manos humanas". Y ni en esto coincidían sus testimonios. Entonces, en medio de la asamblea, se levantó el sumo sacerdote y preguntó a Jesús: "¿No respondes nada a lo que éstos testifican contra ti?" Él permaneció callado y no respondió nada. De nuevo el sumo sacerdote le preguntó: "¿Eres tú el mesías, el hijo del Bendito?" Jesús le dijo: "¡yo soy!, y veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del todopoderoso y venir entre las nubes del cielo".
Entonces el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras y dijo: "¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?" Todos lo condenaron a muerte. Luego se pusieron a escupirlo; le taparon la cara y lo abofeteaban diciendo: "¡Adivina! ¡Haz el profeta!" Y  los criados le daban puñetazos.
Pedro estaba sentado abajo, en el patio; llegó una de las criadas del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró y le dijo: "También tú andabas con Jesús nazareno". Él lo negó diciendo: "No sé ni entiendo lo que dices". Salió fuera al vestíbulo, y cantó el gallo. Al verlo de nuevo la criada, volvió a decir a los presentes: "Éste es de ellos". Él lo negó otra vez. Y poco después los presentes decían a Pedro: "Ciertamente eres de ellos, porque eres galileo". Pero él se puso a maldecir y a perjurar: "No conozco a ese hombre que decís". Y al instante cantó el gallo por segunda vez. Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: "Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres". Y se echó a llorar.
Al amanecer, celebraron consejo los sumos sacerdotes, los ancianos, y los maestros de la ley y el tribunal supremo en pleno.
Ataron a Jesús, lo llevaron y se lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Y él respondió: "Tú lo dices". Y los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo: "¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te acusan". Pero Jesús no respondió nada, hasta el punto de que Pilato quedó muy extrañado.
Por la fiesta concedía libertad a un preso, el que ellos quisieran. Había entonces un preso, llamado Barrabás, junto con los sediciosos que en un motín habían cometido un homicidio; llegó la gente y se puso a pedirle la gracia que solía concederles. Pilato les dijo: "¿Queréis que os ponga en libertad al rey de los judíos?" Pilato sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes azuzaron al pueblo para que pidieran que les pusiera en libertad a Barrabás. Pilato les dijo: "¿Qué queréis que haga con el que llamáis rey de los judíos?" Ellos gritaron: "¡Crucifícalo!" Pilato replicó: "Pero, ¿qué mal ha hecho?" Y ellos gritaban más alto: "¡Crucifícalo!" Pilato, entonces, queriendo satisfacer a la gente, les puso en libertad a Barrabás y les entregó a Jesús, para que lo azotaran y lo crucificaran.
Los soldados llevaron a Jesús dentro del palacio, al pretorio, y reunieron a toda la tropa; le vistieron una túnica de púrpura, le pusieron una corona trenzada de espinas y comenzaron a saludarlo: " Viva el rey de los judíos". Y le golpeaban la cabeza con una caña, lo escupían y, doblando la rodilla, le hacían reverencias. Después de haberse burlado de él, le quitaron la túnica, le pusieron sus ropas y lo llevaron a crucificar.
Pasaba por allí un tal Simón de Cirene, que venía del campo, padre de Alejandro y de Rufo, y le obligaron a llevar la cruz de Jesús. 
Lo llevaron a un lugar llamado Gólgota (que significa "la calavera").
Le dieron vino mezclado con mirra, pero no bebió.
Lo crucificaron y se repartieron a suertes sus vestidos, a ver qué se llevaría cada uno. Eran las nueve de la mañana cuando lo crucificaron.
La inscripción con la causa de su condena decía: "El rey de los judíos".
Con él crucificaron a dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: Fue contado entre los criminales.
Los que pasaban por allí lo insultaban moviendo la cabeza y diciendo: "¡Bah! ¡Tú, que destruías el templo y lo edificabas en tres días, sálvate a ti mismo y baja de la cruz!" Del mismo modo los sumos sacerdotes y los maestros de la ley se burlaban de él y decían: "Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo. ¡El mesías, el rey de Israel!; que baje ahora de la cruz, para que veamos y creamos". Los que estaban crucificados con él también lo insultaban.
Desde el mediodía se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde. Y hacia las tres de la tarde Jesús gritó con fuerte voz: "Eloí, Eloí, lemá sabaktani", que quiere decir: "¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?" Algunos de los presentes, al oírlo, decían: "Mirad, llama a Elías". Uno fue corriendo a buscar una esponja, la empapó en vinagre, la puso en una caña y le dio a beber, diciendo: "Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo".
Pero Jesús, lanzando un gran grito, expiró.
La cortina del templo se rasgó en dos de arriba abajo. El oficial, situado frente a él, al verlo expirar así, exclamó: "Verdaderamente este hombre era hijo de Dios".
Había también unas mujeres mirando desde lejos. Entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé, las cuales, cuando estaba Jesús en Galilea, lo acompañaban y lo servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
Al caer la tarde, como era la preparación de la pascua, es decir, la víspera del sábado, José de Arimatea, insigne miembro del tribunal supremo, que esperaba también el reino de Dios, se atrevió a ir a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que ya hubiese muerto; llamó al oficial y le preguntó si había muerto ya. Al saberlo por el oficial, concedió el cadáver a José. Éste compró una sábana, lo bajó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro excavado en la roca. Luego hizo rodar una losa para cerrar la puerta del sepulcro. María Magdalena y María la madre de José estuvieron mirando dónde lo ponían. 
 

 
"Palabra del Señor"
 "Gloria a Ti, Señor Jesús" 

















 



RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
"Lectura del santo evangelio según San Juan"
 "Gloria a Ti Señor"



  San Juan 11, 45 - 57
 
Muchos de los judíos que habían venido a casa de María y vieron lo que hizo creyeron en él. Pero algunos se fueron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el consejo y decían: "¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos milagros. Si lo dejamos, creerán en él todos y vendrán los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación". Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: "Vosotros no sabéis nada; no os dais cuenta de que nos conviene que muera un solo hombre por el pueblo antes que perezca la nación entera". Esto no lo dijo por propia iniciativa, sino que, como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús debía morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Desde aquel momento decidieron matarlo. Por eso Jesús no andaba ya públicamente entre los judíos, sino que se fue a una región cerca del desierto a una ciudad llamada Efraín, y allí se quedó con sus discípulos. Estaba próxima la pascua de los judíos, y muchos de la región fueron a Jerusalén antes de la pascua para celebrar los ritos de purificación. Buscaban a Jesús en el templo y se decían: "¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?" Los sumos sacerdotes y los fariseos habían ordenado que, si alguno sabía dónde estaba, lo denunciase para prenderlo.

 
"Palabra del Señor"
 "Gloria a Ti, Señor Jesús" 

















 



RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
"Lectura del santo evangelio según San Juan"
 "Gloria a Ti Señor"



  San Juan 10, 31- 42

De nuevo los judíos agarraron piedras para apedrearlo. Jesús les replicó: "He hecho muchas obras buenas ante vosotros de parte de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?" Los judíos le contestaron: "No te apedreamos por ninguna obra buena, sino por blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios".
Jesús le respondió: "¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije: sois dioses? Si la ley llamó dioses a los que se dirigió la palabra de Dios, y la Escritura no puede fallar, ¿por qué decís que blasfemo yo, que he sido consagrado y enviado al mundo por el Padre, porque he dicho: Soy hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed en las obras, para que sepáis y reconozcáis que el Padre está en mí y yo en el Padre". Por eso intentaban prenderlo de nuevo, pero se les escapó de las manos.
Fue nuevamente al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado al principio bautizando, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: "Juan no hizo ningún milagro, pero todo lo que dijo sobre éste era verdad". Y muchos creyeron en él.
 
 
"Palabra del Señor"
 "Gloria a Ti, Señor Jesús" 

















 



RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
"Lectura del santo evangelio según San Juan"
 "Gloria a Ti Señor"
 
 
San Juan 8, 51 - 59
 
Os aseguro que el que guarda mi palabra nunca morirá".
Los judíos le dijeron: "Ahora estamos seguros de que estás endemoniado. Abrahán y los profetas murieron, y tú dices: El que guarde mi palabra nunca morirá.
¿Es que eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? Y los profetas también murieron. ¿Por quién te tienes?" Jesús respondió: "Si yo me diera a mí mismo el honor, mi honor no sería nada. Es mi Padre el que me honra; el que decís vosotros que es vuestro Dios, y no lo conocéis; pero yo lo conozco. Si dijera que no lo conozco, sería un mentiroso como vosotros; pero lo conozco y guardo su palabra. Vuestro padre Abrahán se alegró deseando ver mi día: lo vio y se regocijó". Los judíos le dijeron: "No tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?" Jesús les dijo: "Os aseguro que antes que naciera Abrahán existo yo".
Entonces agarraron piedras para tirárselas. Pero Jesús se escondió y salió del templo.
 
 
"Palabra del Señor"
 "Gloria a Ti, Señor Jesús"  















 





 
RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

"Lectura del santo evangelio según San Lucas"
 "Gloria a Ti Señor" 
 
 
 San Lucas 1, 26 - 38
 
A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen, prometida de un hombre descendiente de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró donde ella estaba, y le dijo: "Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo".
Ante estas palabras, María se turbó y se preguntaba qué significaría tal saludo.
El ángel le dijo: "No tengas miedo, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús, Será grande y se le llamará Hijo del altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al ángel: "¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y se le llamará Hijo de Dios. Mira, tu parienta Isabel ha concebido también un hijo en su ancianidad, y la que se llamaba estéril está ya de seis meses, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra". Y el ángel la dejó.
 
 
  "Palabra del Señor"
 "Gloria a Ti, Señor Jesús"  













 











 
RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


"Lectura del santo evangelio según San Juan"
 "Gloria a Ti Señor"
 
 
San Juan 8, 21 - 30
 
En otra ocasión les dijo: "Yo me voy. Me buscaréis, pero moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy no podéis ir vosotros". Los judíos decían: "¿Irá a suicidarse, pues dice: Adonde yo voy, no podéis ir vosotros?" Jesús continuó: "Vosotros sois de este mundo. Yo no soy de este mundo. Os he dicho que moriréis en vuestros pecados". Y le decían: "Y ¿tú quién eres?" Jesús les contestó: "Pues lo que os vengo diciendo. Tengo muchas cosas que decir y condenar de vosotros; pero el que me envió es veraz, y yo digo al mundo lo que le he oído a él". Ellos no entendieron que les hablaba del Padre. Jesús les dijo: "Cuando hayáis levantado al hijo del hombre, conoceréis que yo soy el que soy y que nada hago por mi cuenta, sino que digo lo que me enseñó el Padre. El que me ha enviado está conmigo y no me deja solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él". Cuando dijo esto, muchos creyeron en él.
 
 
"Palabra del Señor"
 "Gloria a Ti, Señor Jesús" 














 





 
RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
"Lectura del santo evangelio según San Juan"
 "Gloria a Ti Señor"
 
 
San Juan 8, 1 - 11
 
Jesús se fue al monte de los Olivos. Al amanecer estaba de nuevo en el templo. Todo el pueblo acudía a él; y él, sentado, les enseñaba. Los maestros de la ley y los fariseos le llevaron una mujer sorprendida en adulterio, la pusieron en medio y le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. En la ley, Moisés mandó apedrear a estas mujeres. Tú ¿qué dices?" Decían esto para probarlo y tener de qué acusarlo. Pero Jesús, agachándose, se puso a escribir con el dedo en el suelo. Como insistían en la pregunta, se alzó y les dijo: "El que de vosotros no tenga pecado que tire la primera piedra". Y agachándose otra vez, continuó escribiendo en el suelo. Al oír estas palabras, se fueron uno tras otro, comenzando por los más ancianos, y se quedó Jesús solo, con la mujer allí en medio. Entonces Jesús se alzó y le dijo: "Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?". Y ella contestó: "Ninguno, Señor". Jesús le dijo: "Tampoco yo te condeno. Vete, y no peques más". 
 
 
"Palabra del Señor"
 "Gloria a Ti, Señor Jesús"  















 





 
RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23