"Lectura del santo evangelio segun San Mateo"
 "Gloria a Ti Señor"


     San Mateo 28, 8 - 15

Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y con miedo y gran alegría corrieron a llevar la noticia a los discípulos. De pronto Jesús salió a su encuentro y les dijo: "Dios os guarde". Ellas se acercaron, se agarraron a sus pies y lo adoraron. Jesús les dijo: "No tengáis miedo; id y decid a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán".
Mientras ellas se iban, algunos de los guardias fueron a la ciudad y contaron a los sumos sacerdotes todo lo que había ocurrido. Éstos se reunieron con los ancianos y acordaron en consejo dar bastante dinero a los soldados, advirtiéndoles: "Decid que sus discípulos fueron de noche y lo robaron mientras dormíais. Y si eso llega por casualidad a oídos del gobernador, nosotros le convenceremos y conseguiremos que no os castigue". ellos tomaron el dinero e hicieron como les habían dicho. Y este rumor se divulgó entre los judíos hasta el día de hoy.


"Palabra del Señor"
 "Gloria a Ti, Señor Jesús"















RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23













El día Sábado pasó todo en el mayor silencio; más al día siguiente, muy temprano, la tierra tembló y los guardias del sepulcro cayeron espantados al suelo pues un Ángel del Señor revestido de una luz deslumbradora había bajado del cielo y alzado la lápida que cerraba el monumento.
Los soldados recobrados del miedo, corrieron apresurados a la ciudad para anunciar a los príncipes de los Judíos cuanto había sucedido;  y éstos consternados con el nuevo prodigio, diéronles gran cantidad de dinero para que callaran la verdad, y dijeran que mientras ellos dormían habían venido al sepulcro los discípulos de Jesús y se habían llevado su Cuerpo.






 RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23













"Lectura del santo evangelio segun San Juan"
 "Gloria a Ti Señor"


     San Juan 20, 1 - 9

El primer día de la semana, al rayar el alba, antes de salir el sol, María Magdalena fue al sepulcro y vio la piedra quitada. Entonces fue corriendo a decírselo a Simón Pedro y al otro discípulo preferido de Jesús; les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto". Pedro y el otro discípulo salieron corriendo hacia el sepulcro los dos juntos. El otro discípulo corrió más que Pedro, y llegó antes al sepulcro; se asomó y vio los lienzos por el suelo, pero no entró. En seguida llegó Simón Pedro, entró en el sepulcro y vio los lienzos por el suelo; el sudario con que le habían envuelto la cabeza no estaba en el suelo con los lienzos, sino doblado en un lugar aparte. Entonces entró el otro discípulo que había llegado antes al sepulcro, vio y creyó; pues no había entendido aún la Escritura según la cual Jesús tenía que resucitar de entre los muertos.


"Palabra del Señor"
 "Gloria a Ti, Señor Jesús"


















RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23













"Lectura del santo evangelio segun San Lucas"
 "Gloria a Ti Señor"


     San Lucas 24, 1 - 12

El primer día de la semana, al rayar el alba, volvieron al sepulcro llevando los aromas preparados. Y se encontraron con que la piedra había sido rodada del sepulcro. Entraron y no encontraron el cuerpo de Jesús, el Señor. Mientras ellas estaban desconcertadas por esto, se presentaron dos varones con vestidos deslumbrantes. Ellas se asustaron y bajaron los ojos; ellos les dijeron: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado. Recordad lo que os dijo estando aún en Galilea, que el hijo del hombre debía ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y resucitar al tercer día". Ellas se acordaron de estas palabras. Regresaron del sepulcro y contaron todo a los once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago y las demás que estaban con ellas las que decían estas cosas a los apóstoles. Aquellas palabras les parecieron un delirio, y no las creían. Pero Pedro se levantó y se fue corriendo al sepulcro; se asomó, y sólo vio los lienzos; y regresó a casa maravillado de lo ocurrido.


"Palabra del Señor"
 "Gloria a Ti, Señor Jesús"






















RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23







Después de muerto el Salvador, José de Arimatea y Nicodemus pidieron el cuerpo de Jesús a Poncio Pilato, el cual se los entregó.
Ellos entonces lo descolgaron de la cruz, lo envolvieron con lienzos y lo llevaron al sepulcro.
Este sepulcro era una gruta cavada en la peña en un jardín de José de Arimatea, muy cerca del Calvario, y habiendo colocado en él el santo cuerpo y ungídolo con especias aromáticas, cerraron la entrada con una gran piedra. 
En tanto llos enemigos de Jesús pensando en lo que El les había dicho acerca de la resurrección del Hijo de Dios, temieron se llevaran los discípulos el cuerpo durante la noche y dijeran después que Jesús había resucitado.
Pidieron por esto a Pilato que pusiera guardias sobre el sepulcro hasta el tercer día. Al punto fueron puestas las guardias, y para mayor seguridad sellaron también la piedra de la entrada.





RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23











Atemorizado Pilato por los gritos y amenazas de los Judíos, que le amenazaban de denunciarle al emperador, hizo azotar y coronar de espinas a Jesús, esperando que el pueblo se moviera a compasión, y cesara de pedir su muerte. Mas el pueblo despiadado volvió a clamar: Sea crucificado, Pilato entonces se lo entregó para que le llevaran a morir sobre el Calvario.
El Calvario era un monte cercano a Jerusalén en el que ajusticiaban a los malhechores, y Jesús fue llevado allí cargado con una curz muy pesada.
Cuando llegó, los Judíos le desnudaron, le crucificaron y levantaron su cruz en medio de otras dos de las que colgaban dos ladrones.
A los dolores atroces que Jesús padecía por las heridas de sus pies y manos y de todo su cuerpo, añadíanse los escarnios e insultos de la multitud; pero con todo eso El rigaba a Dios diciendo: perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen.
Uno de los ladrones que estaban crucificados con El le dijo: Señor, acuérdate de mí cuando hayas llegado a tu reino; a lo que respondió Jesús: Hoy estarás conmigo en el Paraíso.
Había ido al Calvario también María y con ella el Apóstol San Juan y unas piadosas mujeres.
Jesús quiso consolar a su Madre dándole por hijo a Juan, a quien especialmente amaba; y en la persona de San Juan fuimos hechos hijos de María.
Jesús quedó en la Cruz desde el medio día hasta las tres de la tarde. Entonces lanzó un gran grito y dijo: ¡Padre mío, en tus manos entrego mi alma! Después inclinó la cabeza y murió.
En el mismo instante se oscureció el sol, rasgóse el velo del templo, la tierra tembló, y partiéronse las peñas en los contornos de Jerusalén.
La multitud que estaba sobre el Calvario huyó aterrada golpeándose el pecho en señal de arrepentimiento, y el capitán de las guardias, en presencia de tanto s prodigios, dijo: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios.









RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23








Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del sumo sacerdote Caifás (según el Evangelio de Juan, fue llevado primero a casa de Anás, suegro de Caifás). Allí fue juzgado ante el Sanedrín. Se presentaron falsos testigos, pero como sus testimonios no coincidían no fueron aceptados. Finalmente, Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y Jesús dijo: «Tú lo has dicho». El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras ante lo que consideraba una blasfemia. Los miembros del Sanedrín escarnecieron cruelmente a Jesús. Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su detención, se encontraba oculto entre los sirvientes del sumo sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por los sirvientes, le negó tres veces, como Jesús le había profetizado.
A la mañana siguiente, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, el procurador romano. Tras interrogarle, Pilato no le halló culpable, y pidió a la muchedumbre que eligiera entre liberar a Jesús o a un conocido bandido, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por los príncipes de los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás, y que Jesús fuese crucificado. Pilato se lavó simbólicamente las manos para expresar su inocencia de la muerte de Jesús.







 RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23














"Lectura del santo evangelio segun San Juan"
 "Gloria a Ti Señor"


     San Juan 18, 1 - 40 y 19, 1 - 42

Dicho esto, Jesús se fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, y entraron en un huerto. Judas, el que lo iba a entregar, conocía también aquel lugar, porque Jesús se había retirado allí muchas veces con sus discípulos. Judas, al frente de la tropa y de los guardias de los sumos sacerdotes y fariseos, fue allí con linternas, antorchas y armas. Y Jesús, que sabía todo lo que iba a sucederle, salió y les dijo: "¿A quién buscáis?" Respondieron: "A Jesús Nazareno". Jesús les dijo: "Yo soy". Judas, el traidor, estaba también con ellos. Así que les dijo: "Yo soy", retrocedieron y cayeron en tierra. De nuevo les preguntó: "¿A quién buscáis?" Ellos dijeron: "A Jesús Nazareno". Jesús respondió: "Os he dicho que yo soy. Si me buscáis a mí, dejad que éstos se vayan". Para que se cumpliera la palabra que había dicho: "No he perdido ninguno de los que me confiaste".
Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó, dio un golpe al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. El criado se llamaba Malco. Jesús dijo a Pedro: "Mete la espada en la vaina; ¿es que no tengo que beber el cáliz que me da el Padre?"
La tropa, el oficial y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, por ser suegro de Caifás. Éste era sumo sacerdote aquel año. Caifás era el que había asegurado a los judíos: "Conviene que muera un hombre por el pueblo".
Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Y este discípulo, como era conocido del sumo sacerdote, entró con Jesús en el atrio del sumo sacerdote; pero Pedro se quedó fuera, a la puerta. Salió entonces el otro discípulo, conocido del sumo sacerdote, habló a la portera y pasó a Pedro. Y la portera dijo a Pedro: "¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?" Y él le dijo: "No soy". Los criados y los guardias estaban en pie, calentándose, pues habían encendido fuego porque hacía frío. Pedro estaba también en pie calentándose con ellos.
El sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le respondió: "Yo he hablado públicamente a todo el mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en secreto. ¿Qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído qué les he dicho; ellos saben lo que yo he dicho". Al decir esto Jesús, uno de los guardias allí presentes le dijo una bofetada, diciendo: "¿Así respondes al sumo sacerdote?" Jesús le contestó: "Si he hablado mal, demuestramelo; pero  si he hablado bien, ¿por qué me pegas?" Entonces Anás lo mandó atado a caifás, el sumo sacerdote.
Simón Pedro continuaba allí, de pie, calentándose. Le preguntaron: "¿No eres tú también de sus discípulos?" Él lo negó, diciendo: "No soy". Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel al que Pedro cortó la oreja, replicó: "¿No te vi yo en el huerto con él?" Pedro lo negó otra vez. En seguida cantó el gallo.
De casa de Caifás llevaron a Jesús al palacio del gobernador. Era de madrugada. Los judíos no entraron en el palacio para no contaminarse y poder comer la cena de la pascua. Pilato salió fuera y les dijo: "¿Qué acusación traéis contra este hombre?" Le respondieron: "Si no fuera un criminal, no te lo hubiéramos entregado". Pilato les dijo: "Pues tomadlo vosotros y juzgadlo según vuestra ley". Los judíos replicaron: "A nosotros no se nos permite condenar a muerte a nadie". Para que se cumpliera la palabra que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Jesús respondió: "¿Dices esto por ti mismo o te lo han dicho otros de mí?" Pilato respondió: "¿Soy yo acaso judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?" Jesús respondió: "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis súbditos lucharían para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí". Pilato le dijo: "¿Luego tú eres rey?" Jesús respondió: "Tú lo dices: yo soy rey, Yo para eso nací y para eso he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz". Pilato le dijo: "¿Y qué es la verdad?" Dicho esto, salio fuera otra vez y dijo a los judíos: "Yo no encuentro en él culpa alguna. Vosotros acostumbráis a que os suelte un preso por la pascua; ¿queréis que os suelte al rey de los judíos?" Entonces gritaron nuevamente: "¡A ése no! ¡A Barrabás!" Barrabás era un bandido.
Entonces Pilato mandó azotar a Jesús. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le vistieron un manto de púrpura; se acercaban a él y le decían: "¡Viva el rey de los judíos!" Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez fuera y les dijo: "Ved que os lo saco para que sepáis que no encuentro en él culpa alguna".
Jesús salió fuera, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Pilato les dijo: "¡Aquí tenéis al hombre!"
Los sumos sacerdotes y sus criados, al verlo, gritaron: "¡Crucificalo! ¡Crucificalo!" Pilato les dijo: "Tomadlo vosotros y crucificadlo, pues yo no encuentro culpa en él". Los judíos respondieron: "Nosotros tenemos una ley, y según esa ley debe morir, porque se hace hijo de Dios".
Pilato, al oír estas palabras, tuvo aún más miedo. Entró de nuevo en el palacio y preguntó a Jesús: "¿De dónde eres tú?" Pero Jesús no le contestó. Pilato le dijo: "¿Por qué no me contestas? ¿No sabes que puedo darte la libertad o crucificarte?" Jesús le respondió: "No tendrías ningún poder sobre mí si no te lo hubiera dado Dios; por eso, el que me ha entregado a ti es más culpable que tú".
Desde entonces Pilato buscaba la manera de dejarlo en libertad. Pero los judíos gritaban: "Si lo dejas en libertad, no eres amigo del césar". Pilato, al oír estas palabras, sacó fuera a Jesús y se sentó en el tribunal en el sitio que llamaban "enlosado", en hebreo "Gábbata". Era la víspera de la pascua, hacia el mediodía. Pilato dijo a los judíos: "Aquí tenéis a vuestro rey". Ellos gritaron: "¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!" Dijo Pilato: "¿Voy a crucificar a vuestro rey?" Los sumos sacerdotes respondieron: "No tenemos más rey que el césar". Y se lo entregó para que lo crucificaran.
Jesús quedó en manos de los judíos y, cargando con la cruz, salió hacia el lugar llamado "la calavera", en hebreo "Gólgota", donde lo crucificaron. Con él crucificaron a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.
Pilato, por su parte, escribió y puso sobre la cruz este rótulo: "Jesús Nazareno, el rey de los judíos". Muchos judíos leyeron la inscripción, porque donde Jesús fue crucificado era un sitio cercano a la ciudad; y estaba escrito en hebreo, en latín y en griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: "No escribas "El rey de los judíos" , sino que él dijo: "Soy rey de los judíos", Pilato respondió: "Lo que he escrito, escrito está".
Los soldados, después de crucificar a Jesús, se repartieron la ropa en cuatro partes, una para cada uno. Dejaron aparte la túnica, tejida de una pieza de arriba abajo sin costura alguna. por eso se dieron: "No debemos partirla; echémosla a suertes a ver a quién le toca". Para que se cumpliera la Escritura: Se repartieron mis vestidos y echaron a suertes mi túnica. Es cabalmente lo que hicieron los soldados.
Estaban en pie junto a la cruz de Jesús su madre, María de Cleofás, hermana de su madre, y María Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo preferido, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre". Y desde aquel momento el discípulo se la llevó con él.
Después de esto, Jesús, sabiendo que todo se había consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: "Tengo sed". Había allí un vaso lleno de vinagre; empaparon una esponja en el vinagre, la pusieron en una caña y se la acercaron a la boca. Cuando Jesús lo probó, dijo: "Todo está cumplido". E, inclinando la cabeza, expiró.
Como era la víspera de la pascua, para que no quedaran los cuerpos en la cruz el sábado -pues era un día muy solemne-, los judíos rogaron a Pilato que se les quebraran las piernas y los quitaran. Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Al llegar a Jesús y verlo muerto, no le quebraron las piernas; pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y al punto salió sangre y agua. El que lo ha visto da testimonio de ello, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros creáis. Todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: No le quebrarán hueso alguno. Y también otra Escritura que dice: Verán al que traspasaron.
José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque lo tenía en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo permitió. Fue y se llevó el cuerpo de Jesús. Llegó también Nicodemo, aquel que anteriormente había estado con él por la noche, con unas cien libras de una mezcla de mirra y de áloe. Se llevaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con aromas, como acostumbraban los judíos a sepultar. En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie había sido sepultado. Como el sepulcro estaba cerca y tenían que preparar la fiesta del día siguiente, pusieron allí a Jesús. 


 "Palabra del Señor"
 "Gloria a Ti, Señor Jesús"

























RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23










Despues de orar volvió  a sus discípulos, y hallándolos dormidos les dijo: Dormid ahora y descansad. Ha llegado ya la hora en que el Hijo del Hombre será entregado en manos de los pecadores. Levantaos, vámonos; ya llega el que me ha de entregar.
Aun estaba hablando, cuando Judas, seguido de gran multitud de gente armada, que llevaba teas encendidas, llegóse a él y lo besó.
Y Jesús le dijo: Amigo, ¿para qué has venido? ¿Así entregas con un beso al Hijo del Hombre? Después adelantándose, dijo a la turba: ¿a quién buscáis?. Contestaron: a Jesús Nazareno.
Yo soy, les dijo él entonces; y a aquellas palabras: Yo soy, cayeron como desmayados al suelo. 
Levantados después, como a Dios plugo, Jesús añadió: Si me buscáis a mí, dejad que éstos se vayan.
Entonces los Apóstoles le abandonaron y huyeron, y él entregóse en manos de sus enemigos, los que le ataron como malhechor.












RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23













Después de la última cena se fue Jesús al monte de los Olivos cerca de Jerusalén, y entró en un huerto llamado de Getsemaní donde acostumbraba retirarse amenudo con sus discípulos para hacer oración.
Llevó consigo a Pedro, Juan y Santiago, adelantóse un poco y luego comenzó a angustiarse prorrumpiendo en estas palabras: Mi alma siente angustias de muerte: aguardad aquí y orad para que no caigáis en tentación.
Y alejándose como un tiro de piedra, postróse en tierra, y entrando en agonía le vino un sudor como de gotas de sangre, y por tres veces rogó a su eterno Padre, diciendo: oh! Padre mío! si es posible, aparta de mí este cáliz: mas no se haga mi voluntad, sino la tuya.











RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23






 Es la ceremonia de lavar los pies a doce pobres que se celebra el Jueves Santo en memoria de la lección de humildad que dio Jesucristo a los apóstoles lavándoles los pies; episodio reflejado en los Evangelios.
En la iglesia latina, los obispos y hasta algunos dirigentes suelen celebrar el lavatorio lavando los pies de doce pobres el día de Jueves Santo y sirviéndoles la mesa. Antiguamente los reyes de Inglaterra ejecutaban la misma ceremonia, pero posteriormente se sustituyó con una limosna que daban a otros tantos pobres como años tienen aquellos.
La costumbre de lavar los pies era muy frecuente entre los antiguos. Cuando los tres ángeles llegaron a casa de Abraham, este patriarca les hizo lavar los pies. También se lavaron los pies a Eliezer y a los que le acompañaban cuando entraron en la casa de Laban y a los hermanos de José, cuando llegaron a Egipto.








RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23











El día antes de su muerte Jesús cenó en Jerusalén con sus Apóstoles y Judas también asistió a aquella cena como inocente.
El divino Maestro habló largamente de su muerte cercana, señalando al traidor que estaba con él a la mesa, pero sin nombrarle.
Estando para acabar la cena, tomó pan en sus manos, y levantando los ojos al cielo, lo bendijo y lo dio a sus discípulos diciendo: Tomad y comed, esto es mi cuerpo. Asi mismo, tomando el cáliz, lo bendijo y se los dio diciendo: Bebed todos de él, porque esta es mi sangre; esto mismo haréis en mi memoria.
Así quiso el buen Jesús antes de morir, dejar su cuerpo en comida y su sangre en bebida a sus Apóstoles, y con ellos a todos los hombres hasta el fin del mundo.
Vuelto a la mesa se turbó su corazón: declaró otra vez que uno de ellos había de traicionarle y que dentro de poco tiempo le perderían.
Por lo tanto los Apóstoles estaban afligidos; mas Jesús los consoló diciendo, que el Eterno Padre les enviaría el Espíritu de verdad para que se quedara con ellos para siempre.












RECUERDA, JESÚS ES EL BUEN PASTOR:
 "El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso y conforta mi alma......."
 Salmo 23